El otro día volvía caminando del colegio y más allá de que últimamente estoy más sensible y angustiada de lo normal, tener por un momento la imagen de un padre con su hija de aproximadamente 5 años, me conmovió. Y no por el echo de lo que hablaban, sino por la manera en la que lo hacían.
Y no pensé más que "como quisiera volver a ser una nena". Ya se que por naturaleza iba a crecer, pero si hay algo que quisiera hacer en este momento, es volver a ser chica. Hablar con la paz con la que se caracteriza a los nenes, y hablar con una alegría particular, que estoy seguramente que hoy no tengo. Y no sé si los demás si, pero estoy segura que la gran mayoría eran otras personas completamente diferentes cuando tenían 5 años.
Se da por obvio, que uno crece y cambia por completo, a mi y a todos nos pasó, pero lo que nunca voy a entender es por qué la palabra "Cambio" implicó la perdida de felicidad.
Ya se que tenemos asuntos más difíciles que solucionar, o de los cuales hacerse cargo. Ya sé que tenemos otro punto de vista de mirar la vida, y que ya no nos interesa solo jugar con una muñeca, ir al jardín a dibujar o dedicarnos a no dormir la siesta nunca, ya se que ahora tenemos otras cosas pendientes. Pero nunca entendí en que momento "madurar" o como quieran llamarlo llevo a que implique dejar de sonreír por cosas que hoy en día también deberíamos hacerlo. También sé que no nos van a causar gracia las mismas cosas, pero no entiendo como una sonrisa que llevábamos puesta antes, ante todo, ahora ya no nos alcance para todos los días. Pareciera como que se agotó, y nunca voy a entender por qué.
A veces odio caracterizarme por tener baja autoestima, por ponerme de malhumor con tanta facilidad, y por depender de algo o de alguien siempre para mi estado de ánimo.
Después de todo yo misma estoy poniendo en riesgo mi felicidad dejando todo en manos de alguien. Por qué estoy segura que aferrarnos solo a una persona para ser feliz, nunca nos va asegurar sonrisas para toda la vida. Es como apoyarnos en una pared de papel, que lógicamente, es muy fácil de tirar abajo. La dependencia nunca es buena, y menos cuando pones en ella todo lo que te puede hacer feliz, ya que en cualquier momento todo ese "TODO" puede pasar a hacerte triste.